En las remotas praderas de gran altitud de los Andes, pequeños estanques de montaña pueden estar contribuyendo significativamente al cambio climático global, un hallazgo que desafía las suposiciones existentes y resalta un aspecto del ciclo del carbono de la Tierra que antes se había pasado por alto.
La autopista oculta del carbono
Los científicos han estudiado durante mucho tiempo las principales masas de agua, como lagos y ríos, pero los sistemas acuáticos más pequeños, particularmente los de regiones montañosas, han recibido menos atención. Sin embargo, una nueva investigación revela que incluso los estanques más pequeños y aislados pueden emitir cantidades sustanciales de gases de efecto invernadero, desempeñando un papel sorprendentemente enorme en el cambio climático.
El estudio, publicado en la revista Limnology and Oceanography, se centró en el ecosistema de páramo en los Andes de Ecuador. Estos pastizales de gran altitud contienen numerosos estanques pequeños y efímeros que, a pesar de su tamaño, liberan a la atmósfera cantidades importantes de dióxido de carbono y metano.
Los hallazgos sorprendentes
Dirigido por la Dra. Kriddie Whitmore, investigadora postdoctoral de la Universidad de Umeå en Suecia, el equipo descubrió que el tamaño del estanque por sí solo no determina su impacto climático. De hecho, los estanques más pequeños a veces pueden emitir más carbono que sus homólogos más grandes cercanos.
“Nuestro estudio muestra que los estanques más pequeños pueden marcar una gran diferencia”, explicó Whitmore, quien obtuvo su doctorado. de la Universidad de Carolina del Norte. “Estos resultados resaltan la necesidad de aumentar la investigación centrada en pequeños sistemas acuáticos”.
Los investigadores midieron las emisiones en estanques a diferentes elevaciones y temperaturas. Descubrieron que factores como la elevación, la temperatura del agua y la conexión entre los estanques y el suelo circundante influyen significativamente en la liberación de carbono. Contrariamente a lo que se suponía en el pasado, el tamaño no fue el único factor que determinó el impacto climático de un estanque.
Llenar una brecha crítica de conocimiento
El Dr. Diego Riveros-Iregui, investigador principal del estudio y profesor de geografía y medio ambiente en la UNC, enfatiza que estos ecosistemas de gran altitud han sido ignorados durante mucho tiempo en los modelos climáticos globales.
“Estas áreas han sido durante mucho tiempo puntos ciegos en los modelos climáticos globales”, dijo Riveros-Iregui. “Al descubrir qué impulsa las emisiones de carbono en estos ecosistemas remotos y de gran altitud, estamos llenando un vacío importante en la ciencia climática global”.
El páramo almacena grandes cantidades de carbono en sus suelos, lo que lo convierte en un componente crítico del sistema climático de la Tierra. Sin embargo, sin comprender cómo se libera carbono de estos ecosistemas, los modelos climáticos no podrían representar con precisión los paisajes montañosos tropicales.
El camino a seguir
Las implicaciones de esta investigación se extienden más allá de los Andes. Existen pequeños sistemas acuáticos similares en cadenas montañosas de todo el mundo, incluidas las de América del Sur, África y Asia.
“La incorporación de las emisiones de estos pequeños estanques en modelos globales ayudará a los científicos a elaborar presupuestos de carbono más precisos”, explicó Riveros-Iregui. “Este conocimiento nos ayuda a perfeccionar los modelos climáticos y comprender mejor cómo los paisajes montañosos tropicales influyen en el equilibrio de carbono de la Tierra”.
Al tener en cuenta estas fuentes ocultas de carbono, los científicos pueden mejorar las predicciones sobre cómo el cambio climático podría afectar el ciclo del carbono en regiones montañosas vulnerables.
Por qué esto es importante
Esta investigación demuestra que el cambio climático no se puede entender estudiando sólo los ecosistemas más grandes y visibles. Los cuerpos de agua más pequeños y remotos pueden contener claves cruciales para comprender el equilibrio de carbono de la Tierra. A medida que los modelos climáticos se vuelven más sofisticados, la incorporación de estos factores que antes se pasaban por alto será esencial para lograr predicciones precisas y políticas climáticas eficaces.
El estudio subraya que en la compleja red del sistema climático de la Tierra, a veces los actores más pequeños tienen el mayor impacto.





























