Las observaciones sugieren que el cometa interestelar 3I/ATLAS puede estar exhibiendo un tono azulado, lo que marca la tercera vez que los científicos notan un posible cambio de color para este visitante inusual. Si bien los cambios de color anteriores resultaron transitorios, este último desarrollo justifica un seguimiento continuo a medida que el cometa emerge de detrás del sol.
Un viajero interestelar único
3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar que se sabe que visita nuestro sistema solar, presenta una oportunidad fascinante para estudiar material más allá de nuestra propia estrella. Descubierto a principios de julio, este cometa viajaba a más de 130.000 mph (210.000 km/h) y es potencialmente uno de los cometas más antiguos jamás observados. Los investigadores creen que fue expulsado de su sistema de origen, ubicado en el borde de la Vía Láctea, hace miles de millones de años (posiblemente más de 7 mil millones) y desde entonces ha viajado a través del espacio interestelar.
La trayectoria actual del cometa y su brillo reciente
Después de un acercamiento cercano a Marte en octubre, 3I/ATLAS pasó semanas en el lado opuesto del Sol, efectivamente escondido de los telescopios terrestres. Sin embargo, ahora está resurgiendo a la vista. El cometa alcanzó su punto más cercano al Sol (perihelio) el 29 de octubre, alcanzando una distancia de 210 millones de kilómetros (130 millones de millas), aproximadamente 1,4 veces más lejos del Sol que la Tierra. En particular, justo antes de este punto, los investigadores que analizaron datos de naves espaciales capaces de observar el cometa revelaron un evento de brillo significativo, uno que no puede atribuirse completamente a su proximidad al sol.
Además, el mismo análisis indicó que el cometa ahora parece “claramente más azul que el sol”, una observación sorprendente ya que esta coloración azul no se había visto antes. Los científicos sospechan que este cambio de color se debe a la fuga de un gas específico, como monóxido de carbono o amoníaco, de la superficie del cometa. Es importante tener en cuenta que este estudio no ha sido sometido a revisión por pares y aún se necesitan observaciones independientes para confirmar la coloración azul.
Una historia de cambios de color
Este último tono azul sigue un patrón de variación de color para 3I/ATLAS. Las observaciones iniciales en julio revelaron un color rojo, probablemente debido a una oleada de polvo liberado desde la superficie del cometa. En septiembre, el cometa apareció brevemente de color verde, posiblemente debido a la presencia de dicarbono o cianuro dentro de su coma.
Sin embargo, estos cambios de color anteriores fueron temporales y la razón detrás de esta naturaleza fugaz aún no está clara. Actualmente se desconoce si esta nueva coloración azul persistirá y depende de futuras observaciones.
Observando el cometa y qué esperar
Durante las próximas semanas, 3I/ATLAS será cada vez más visible para los observadores del hemisferio norte a medida que avanza hacia el norte a través del cielo nocturno. Si bien no será visible a simple vista, será necesario un telescopio o binoculares para verlo.
El cometa alcanzará su máxima aproximación a la Tierra el 19 de diciembre, a una distancia de 270 millones de kilómetros (168 millones de millas), aproximadamente 1,8 veces la distancia Tierra-sol. Hasta entonces, los científicos podrán realizar estudios más detallados. Además, se prevé que dos naves espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA) pasen por la larga cola del cometa antes de que abandone nuestro sistema solar.
Rasgos inusuales e investigaciones en curso
3I/ATLAS ya ha presentado varias características intrigantes desde su descubrimiento, incluida una gran cantidad de dióxido de carbono, una alta tasa de fuga de agua y una desconcertante “anti-cola”. Los investigadores teorizan que su capa helada puede haber sido alterada por miles de millones de años de exposición a los rayos cósmicos, lo que complica los esfuerzos para rastrear sus orígenes. Es crucial realizar más estudios para comprender la composición del cometa y cómo podría arrojar luz sobre la formación planetaria en otros sistemas estelares.
En conclusión, los cambios de color intermitentes observados en el cometa interestelar 3I/ATLAS resaltan la complejidad de estos cuerpos celestes y los desafíos que supone estudiarlos. Las observaciones y análisis continuos prometen revelar más sobre este visitante inusual y su viaje a través de nuestro sistema solar, lo que potencialmente desbloqueará nuevos conocimientos sobre el universo más allá del nuestro.





























