Descubriendo la historia evolutiva de la saliva humana

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Descubriendo la historia evolutiva de la saliva humana

Durante años, hemos dado por sentado la saliva, un líquido crucial para la digestión, la salud bucal y la defensa contra enfermedades. Sin embargo, el viaje evolutivo de la saliva humana ha sido en gran medida desconocido hasta ahora. Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Buffalo ha arrojado nueva luz sobre cómo evolucionó la saliva humana, revelando frecuentes duplicaciones, pérdidas y cambios regulatorios de genes de proteínas, particularmente dentro del linaje de los primates. Estos descubrimientos ofrecen información valiosa sobre cómo la dieta y las enfermedades han dado forma a la biología de los primates y la evolución humana.

Hallazgos clave del análisis genómico

La investigación, publicada en Genome Biology and Evolution, se basa en un trabajo colaborativo previo entre Stefan Ruhl, DDS, Ph.D., profesor y catedrático de Biología Oral, y Omer Gokcumen, Ph.D., profesor asociado de ciencias biológicas. El estudio, dirigido por el ex Ph.D. estudiante Petar Pajic y actual Ph.D. La estudiante Luane Landau, utilizó conjuntos de datos de ADN y ARN para comparar especies, demostrando cómo los genes secretores de la fosfoproteína fijadora de calcio (SCPP) cambiaron y se expandieron a lo largo de la evolución, un proceso vinculado al desarrollo de los esqueletos, la aparición del esmalte dental en los peces y la producción de leche en los mamíferos.

Saliva humana: sorprendentemente distinta

Inicialmente, los investigadores plantearon la hipótesis de que la saliva humana se parecería mucho a la de los simios, dada su alta homología genética (más del 98%). Sin embargo, se sorprendieron al descubrir numerosas diferencias compositivas. Esta revelación provocó un análisis comparativo más amplio entre varias especies animales, destacando una fuerte correlación entre la dieta y la composición de proteínas de la saliva.

La dieta impulsa la evolución de la saliva

Los hallazgos indicaron que la dieta de los animales desempeña un papel clave en la configuración de su saliva. Por ejemplo, los primates no humanos tienen niveles relativamente bajos de amilasa (la enzima que descompone el almidón) en su saliva, en contraste con los humanos que tienen niveles significativamente más altos. Esta diferencia surgió de la adopción temprana del consumo de almidón por parte de los humanos, mientras que los simios no.

Vínculos evolutivos con la producción de leche

Investigaciones adicionales revelaron que algunos genes clave que codifican abundantes proteínas salivales en humanos están agrupados con los responsables de la producción de caseína láctea. Estos genes proporcionan calcio para el crecimiento óseo infantil, reflejando el papel de la saliva en la protección de los dientes mediante la mineralización. Los investigadores concluyeron que la diversificación de los genes de la saliva se produjo principalmente dentro del linaje de los primates, una consecuencia, creen, de las diversas dietas consumidas por los primates no humanos, ayudándoles a distinguir sabores y defenderse de sustancias nocivas.

Potencial para futuras investigaciones y medicina personalizada

Esta investigación abre varias vías para futuras exploraciones. La comparación de la composición de la saliva entre culturas con distintas dietas tradicionales podría iluminar los vínculos entre la dieta, la saliva y la susceptibilidad a las enfermedades bucales. Los investigadores también sugieren examinar la saliva de los murciélagos, conocidos por sus diversas dietas, para ver si se ha producido una diversificación de proteínas similar.

“Si desea encontrar biomarcadores confiables para enfermedades y trastornos, primero debe establecer una base sólida”, dice Ruhl. “Sabemos que existen biomarcadores entre diferentes individuos, pero no sabemos cuáles son sus niveles de referencia normales en la saliva, si tiene que ver con nuestros antecedentes genéticos o dónde y cómo vivimos y comemos”.

En última instancia, el estudio subraya el potencial de la saliva como herramienta de diagnóstico, lo que sugiere que los dentistas y los investigadores dentales deberían adoptar la saliva como un biofluido valioso. Además, la rápida evolución de los genes que influyen en la salud bucal podría contribuir a enfoques de medicina personalizada que aborden tanto la salud bucal como la sistémica. Esta investigación proporciona una visión fascinante de cómo surgen y se diversifican nuevos genes entre especies, ofreciendo información valiosa sobre la intrincada relación entre la evolución, la dieta y la salud bucal.