Datar yacimientos de fósiles puede ser como tratar de descifrar una fotografía borrosa: los paleontólogos a menudo carecen de información precisa sobre cuándo vivieron las criaturas antiguas. Esto hace que sea increíblemente difícil reconstruir cómo las especies evolucionaron, migraron e interactuaron con sus entornos a lo largo de millones de años.
Tradicionalmente, los científicos se han basado en la datación de minerales como el circón o la apatita que se encuentran cerca de los fósiles. Pero estos minerales no siempre están presentes, lo que deja lagunas en nuestra comprensión. Los intentos de fechar fósiles directamente (como huesos o dientes) tampoco siempre han sido fiables. Ahora, un equipo de paleontólogos ha descubierto un nuevo método: utilizar cáscaras de huevos de dinosaurios fosilizados como cápsulas del tiempo.
El gran avance radica en analizar las pequeñas cantidades de uranio y plomo atrapadas dentro de la calcita que forma las cáscaras de los huevos. Estos isótopos actúan como un reloj interno: se desintegran a un ritmo conocido a lo largo del tiempo, lo que permite a los científicos calcular la edad del material con notable precisión.
Dirigido por el Dr. Ryan Tucker de la Universidad Stellenbosch, el equipo de investigación probó cáscaras de huevo fosilizadas de Utah, EE. UU., y del famoso desierto de Gobi en Mongolia. Sorprendentemente, estas conchas proporcionaron edades que estaban dentro del 5% de las determinadas utilizando capas de ceniza volcánica, un estándar de oro para una datación precisa. Esta validación sugiere un enfoque revolucionario de la paleontología.
En Mongolia, el equipo hizo un descubrimiento particularmente significativo. Por primera vez, dataron directamente un sitio fósil conocido rico en huevos y nidos de dinosaurios, fijándolo en aproximadamente 75 millones de años. Esto añade otra capa de detalle a nuestra comprensión de los ecosistemas antiguos durante el período Cretácico Superior.
“La calcita de cáscara de huevo es notablemente versátil”, explica el Dr. Tucker. “Nos ofrece una nueva forma de datar sitios fósiles donde faltan capas volcánicas, algo que ha obstaculizado la paleontología durante décadas”.
El descubrimiento abre emocionantes posibilidades para desentrañar misterios sobre los dinosaurios y otras formas de vida prehistóricas. Al proporcionar herramientas de datación precisas, los investigadores ahora pueden trazar un mapa de la evolución de las especies en vastos paisajes y escalas de tiempo con mayor precisión que nunca.
“La datación directa de fósiles es el sueño de un paleontólogo”, dice la Dra. Lindsay Zanno de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. “Esta nueva técnica nos permite abordar preguntas sobre la evolución de los dinosaurios que antes eran imposibles de responder”.
El estudio, publicado en la revista Communications Earth & Environment, marca un importante avance en nuestra capacidad para comprender el pasado antiguo de la Tierra aprovechando los secretos encerrados dentro de cáscaras de huevos fosilizadas.
