Un nuevo estudio que analiza datos de dos poderosos telescopios espaciales pinta un panorama aleccionador del futuro del universo: si bien no terminará pronto, la formación de estrellas ya ha alcanzado su punto máximo y el cosmos está en un camino lento pero constante hacia tiempos más fríos y tranquilos.
Esta conclusión proviene de un equipo internacional de 175 investigadores que combinaron observaciones de los telescopios Euclid y Herschel de la Agencia Espacial Europea. Examinaron el calor emitido por el polvo de estrellas en más de dos millones de galaxias que abarcan miles de millones de años luz, creando el mapa de temperatura más detallado del universo hasta la fecha.
Si bien este enfriamiento cósmico parece gradual (las temperaturas galácticas promedio han disminuido solo 10 Kelvin en los últimos 10 mil millones de años), conlleva profundas implicaciones. Este pequeño cambio refleja una desaceleración significativa en las tasas de formación de estrellas. Las galaxias con núcleos calientes nacen de densas nubes de gas y polvo, donde la intensa gravedad desencadena el nacimiento de nuevas estrellas. A medida que esas estrellas envejecen y mueren, enriquecen su entorno con elementos más pesados y contribuyen al “polvo” galáctico que alimenta a las futuras generaciones de estrellas.
“La cantidad de polvo en las galaxias y su temperatura han ido disminuyendo durante miles de millones de años”, explica el coautor del estudio Douglas Scott, cosmólogo de la Universidad de Columbia Británica (UBC). Esto significa, añade, que hemos “pasado la época de máxima formación estelar”.
Un universo ‘cada vez más frío y más muerto’
Los investigadores reconocen que, si bien esta tendencia a la baja es clara, no indica la inminente desaparición del universo. Se necesitan billones y billones de años para que estos procesos se desarrollen. Pero incluso con una vida útil extremadamente larga (estimada entre 33 mil millones y un número alucinantemente grande (uno seguido de 78 ceros), el universo ya no se encuentra en su apogeo exuberante y de nacimiento de estrellas.
“El Universo se volverá más frío y más muerto a partir de ahora”, dice simplemente Scott.
Mapeando el Cosmos: la contribución de Euclides
Esta investigación se basa en datos publicados a principios de este año por el telescopio Euclid de la ESA, que inició una misión para mapear un tercio del cielo nocturno con un detalle sin precedentes. Ya está catalogando observaciones de más de 1.500 millones de galaxias, con el objetivo de obtener una imagen definitiva que se remonta a miles de millones de años luz.
Los investigadores combinaron los datos visibles y del infrarrojo cercano de Euclid con observaciones más antiguas del Observatorio Espacial Herschel, que se especializaba en detectar luz infrarroja lejana, la que emite el calor dentro de las nubes de polvo. Este enfoque de múltiples longitudes de onda les permitió crear una imagen más completa que nunca de las temperaturas galácticas y la historia de la formación estelar.
Una historia impulsada por el polvo
La tendencia al enfriamiento está impulsada por la disminución del suministro de combustible para nuevas estrellas: el gas y el polvo que se encuentran en las galaxias. Mientras que algunas galaxias reponen continuamente sus reservas mediante fusiones o interacciones galácticas, otras pierden este material con el tiempo. Los agujeros negros supermasivos en los centros de muchas galaxias también pueden alterar la formación de estrellas al expulsar gas y polvo al espacio. Con el tiempo, estas galaxias “apagadas” se quedan sin combustible y se desvanecen, dejando atrás un universo donde menos estrellas se encienden y titilan en la vasta oscuridad.
Si bien este futuro cósmico puede parecer sombrío, es simplemente la progresión natural de un inmenso sistema en constante evolución. El universo seguirá existiendo durante escalas de tiempo inimaginablemente largas, pero su fase dinámica juvenil de rápido nacimiento de estrellas ha pasado. La era de expansión galáctica y ardiente creación estelar está llegando a su fin, dejando atrás un cosmos que gradualmente se asienta en una quietud más fría.
